TODO COMENZO UN MARTES

Todo comenzó un martes, si, era un martes 15 de febrero y era la hora del te. Yo como todas las tardes tomaba mi siesta vespertina después de comer, para recuperar fuerzas después de llegar del trabajo. Ese día había trabajado mucho, digo, depuse de todo una jornada laboral de ocho horas para un joven como yo, con tantas preocupaciones es un verdadero martirio. Mi vida seguía tan rutinaria como común es ver las nubes en el cielo veraniego, serví una taza de te limón, con dos cucharadas de azúcar y un chorrito de leche, mientras tomaba sorbo por sorbo bebí el atardecer todavía joven y deje volar mi imaginación a través de las laderas del viento solano. Prepare todo correctamente, tendí la ropa recién lavada y doble la que ya estaba seca, después acomode los sillones y lave los trastes que habían quedado de la comida. Todo era perfecto y me acurruque sobre el edredón alisado y me dispuse a cerrar los ojos y dejar que mi cansancio se fuera poco a poco en el vaivén de los minutos, justo antes de perderme en la obscuridad de los sueños pude ver el reloj: las cuatro en punto, en eso termine con un suspiro y no supe mas. Poco a poco empecé a dejarme llevar por las luces de la mente, cada vez mas profundo, cada vez mas frió, cada vez mas oscuro, hasta que llegue, pude ver como si estuviera en un pozo muy hondo un as de luz que venia de muy arriba, parecía mas bien como una estrella en un cielo contaminado, donde solo se alcanza a ver la estrella mas brillante. Al principio pensé que era solo mi imaginación, pero poco a poco se hacia mas grande, primero como una estrella, y hasta después fue como un la guarida de una ardilla, pero yo no hubiera podido salir por may, no se cuanto tiempo pasó, pero cuando me di cuenta era ya como un agujero gigantesco y yo iba volando hacia arriba, por alguna extraña razón solo quería salir, talvez era mi curiosidad, una que nunca había tenido antes o talvez una que había estado guardando mucho tiempo. Fue casi como un instante cuando ya estaba a plena luz. Mis ojos estaba tan deslumbrados que aunque los cerrara la luz me seguía lastimando y ahora sentía como esa misma luz me traspasaba como si fuera un hoja de papel, era como si algo mas allá de mi estuviera apuntándome con una lámpara enorme y pudiera ver todo lo que había en mi, lo que pensaba, lo que sentía, como palpitaba. Estaba frió y temblaba, como esa sensación que da después que sale uno de la alberca en una tarde de otoño y el aire es mas frió que de costumbre, ahora era ese tiempo y entonces me di cuenta que estaba desnudo, me ví a mi mismo, mis manos estaban temblando y parecían estar hechas de hielo, toque mi cara, no la reconocí, cerré los ojos y deseé estar de nuevo en mi casa, protegido, seguro, perfecto. A mí alrededor ahora todo era agua. Comencé a nadar pero apreté los ojos más fuerte, nunca me gustaron las clases de natación y la última vez al nadar casi me ahogaba, cuando no pude contener la respiración abr los ojos, la luz ahora era más tenue, ya no me lastimaba. Segundo a segundo todo fue mas claro, todo fue teniendo color y forma, estaba en un tipo de cubo y yo estaba ahora como flotando a la mitad de la nada, parado en un millón de nubes que formaban una cámara perfectamente organizada, si no hubiera sido tan extrañamente transportado ahí o viviera tan cómoda y perfectamente en mi casa creo que podría haber pensado en vivir ahí. Estaba tibio y por fin descansando de las emociones, cuando vi. De nuevo ese agujero sobre mi, se aproximaba y yo no pude hacer nada mas que tratar de llegar ahí, empujar con todas mis fuerzas para ver que estaba afuera, pero todo empeoró. Salí, la atmósfera se turnó halada, el aire cortaba con el frío cada uno de mis intentos de regresar al lugar donde nunca debí salir. Empecé a mover mi cuello, oía cada vértebra al moverme pero algo empezó a encajarse en mis costillas, cortaba mi respiración y de pronto como un rallo sentí algo que rodeo mi cuello, todo comenzó a empeorar, ahora tampoco podía inhalar aire y pataleé como bebe que llorar acostado en una cama. Trate de gritar, de pedir auxilio, pero fue inútil. Todo se volvió borroso, todo se nubló y al final pude ver como unos ojos como de sol me miraban caer nuevamente al vacío, girando y girando pero sin tocar fondo. Todo se obscurecio.
Desperté con una fuerte inhalación de aire y trate de levantarme pero me golpeé la cabeza, en un principio pensé que tenia los ojos abiertos pero la obscuridad era tan densa que me carcomía las pupilas, toqué a mi alrededor, estaba encerrado en un tipo de caja, una caja helada y obscura, ahora si grité con todas mi fuerzas y golpeé hasta cansarme. Cuando por fin me sacaron pude verme.
Cuando me vi a mi mismo todavía no podía creer lo que había dicho el paramédico mientras revisaba la habitación con el vigilante.
–¿Está seguro que escucho ruidos de este cuarto?
–Si señor, se lo aseguro cuando daba mi ronda nocturna empecé a escuchar cosas, gritos, y como dicen que aquí rondan los espíritus, mejor le hable a usted.
– Aquí nadie habría podido entrar, todo esta bajo llave y no creo que los difuntos se haya salido a tomar una caminata. Lo ve, todo esta bien, nuestro difunto mas reciente sigue durmiendo pacíficamente
–Yo se que no cree en los augurios, pero ya saben los que dicen, que cuando un inocente se muere antes de poder llorar los mismo difuntos lloran por el.
–Si te refieres al hijo del embajador, eso fue muy lamentable, pero todo lo demás son supersticiones. El pobre niño se ahogo en su propio cordón umbilical y aunque trataron de salvarlo no se pudo.
–Pues usted dirá lo que quiera, pero pa’mi que los difuntos lloraron hoy…
En ese momento me di cuenta de todo pero ya ni llorar pude, creo que fue la impresión de mirar dos veces en un día. Vi el reloj, las cuatro en punto, vi mis manos, mis pies, mi cuerpo mientras se desvanecían con el viento y al fin pude dormir y suspirar sin temor. Desaparecí.

Comentarios

Entradas populares