EL VIENTO DE LA SOLEDAD
Se durmió poco a poco, mientras se preguntaba donde estaba quien lo habia amado toda su vida. Pero se cansó de hacer hipótesis largas y de imaginar tantas dimensiones paralelas a la que el vivía. Entonces cayó en el hechizo de sus sueños y al soñar encontró el pasadizo secreto a la tranquilidad, se llamaba quietud y silencio. Caminó por senderos que no conocía pero recordaba. Trató de llorar, pero las lagrimas no quisieron salir, trato de reir, pero la risa estaba profundamente perdida, solo le quedaba observar su alrededor. Y derrepente, se dio cuenta, que ya no había más gritos, no más discución, no más llanto, no más frustración. Y en ese paramo verde y fresco pudo descanzar su alma recostado en el viento de la soledad.
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